La navidad hoy solo se vive en los medios de comunicación y centros comerciales y sospecho que mi desubicación en el tiempo se debe a que no he estado circulando por tiendas por departamento durante este mes. También a que mi lindo televisor del 75 ha dejado de funcionar para recordarme que este es el mes del deber-consumir con spots de un gordo amigable comiendo panetón, familias tomando chocolate caliente o niñas abriendo cajas de muñecas rubias de plástico. Culpables serían también los otros vecinos de la cuadra donde vivo a quienes este año parece interesarles la decoración navideña tan poco como a mi madre, quien sorprendentemente no se ha esforzado por colgar ningún objeto de reminiscencia navideña en casa este mes. Sin esas sutilezas de la fecha ¿qué nos queda percibir a los no cristianos? Que la navidad es sinónimo de inequidad. Hoy solo es una costumbre que amplía brechas y tiene dos vertientes: la de los que compran y la de los que no compran (no porque no quieren, sino porque no pueden). Sin embargo, como dicen los Ramones, I don't want to fight tonight y no niego que tal vez se me haga más fácil soltar frases así porque yo sí pasaré la velada simplemente bien mientras deben yacer muchos aún fuera vendiendo chispitas mariposa. Querer acabar con una celebración de casi dos milenios, sería absurdo. Además una noche entre familia nunca está de más. No se trata de dárnosla de rebeldes y protestar por protestar, sino de que días como éste nos inspiren a trabajar sobre el problema base y así todos tengan la libertad de elegir, de acuerdo a su fe y creencias, si celebrar esta fecha o no y más tarde, cómo hacerlo, sin tener una única posibilidad: la de la calle y un chancay. Mientras tanto - y advierto, sonará asqueroso - hay convencionalismos que cumplir (normas y costumbres familiares). Iré a cambiar mi pijama por algo menos cómodo e intentaré desenredarme el cabello con los dedos.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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3 comentarios:
mierda...
(ah esto ha llegado mi nivel de asombro)
Sí pues, de hecho la situación amerita asombro. Las cosas andan medio mal en el mundo.
pd. cuando acabe la naranja, me prestas "el extranjero"?
claro que sí...
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