sábado, 28 de noviembre de 2009

A Finlandia me iría.

Para que me hablen en finlandés cuando vaya a comprar el pan (aunque dicen que son parcos y de pocas palabras), para sentir frío gélido, para sentirme sola con razón. También para que me extrañen un poco por aquí. Quiero emocionarme cuando escuche voces conocidas al teléfono. Emocionarme cuando escuche castellano por la calle. Emocionarme cuando escuche el rasgado de las cuerdas de un charango. Esas cosas que ahora me conmueven poco o me dan igual. Cuando haya sido suficiente, volvería.

¿Qué puedo hacer para que me exilien?

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Ahora es R.E.M.

I read bad poetry into your machine.
I save your messages just to hear your voice.
You always listen carefully to awkward rhymes
You always say your name like I wouldn't know it's you.
I've found a way to make you smile, at my most beautiful,
I count your eyelashes secretly.


Las mejores canciones 'así' fueron escritas por gays. Michael Stipe. Morrissey.
Ellos se enamoran más bonito seguro.

Estudiar de noche.

Durante este ciclo mis noches de lunes a miércoles han sido similares: llego a eso de las once a casa a inspirarme junto a una taza de algo caliente. Esta vez es el artificial sabor de un café en lata el que me acompaña. Esto ya no es queja. Ya me cansé de refunfuñar acerca de si vivo lejos o si es la universidad la que está lejos. Me he adaptado a este ritmo, en cierta forma. Incluso, ahora me concentro mejor a esta hora. Lo malo son las mañanas, a esas sí que las detesto. Neverbinamorninperson.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Semejanza.

Una amiga me habló de un muchacho que era más virgen que blues de los 40. Me dió risa (la comparación, no el chico). Así es cómo esto funciona: algunos hacen símiles y los cuentan por teléfono. Otros los publican en sus blogs.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Mi fin de semana comienza hoy.

Me voy a ver a the killers esta noche. No llevo cámara así que solo imágenes mentales del concierto me bastarán para recordar la velada. Ay sí, qué comerciales son. Nimporta. Igual me gustan. Ay sí y dicen que ya fueron a gótica, al tony romas, ya tomaron inka cola, ya uno hizo parapente por el malecón. Ah, de todo dicen. Lo bacán es que si todos sale bien hoy, tal vez empiecen a venir más bandas actuales (como los arctic monkeys, que sacaron disco recién).

Chauchauchau.Voy a hacer cola desde temprano.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Sin resentimiento.

¿Y tú qué quieres ser?
Abogada. Existen esas que defienden a los presos y otras, a las familias.
¿Defenderías a todos?
Solo si me prometen que no lo volverían a hacer. Las cárceles son feas, todos deberían ser libres.
Y ¿cómo sabes que cumpliría su promesa?
Te das cuenta cuando te mira. Si te da mala espina, ya no lo dejas libre pues.


Miradas que translucen sentimientos, espacio para el arrepentimiento y el perdón. Todas opciones posibles solo en la mente de una pequeña de nueve.

viernes, 13 de noviembre de 2009

La verdad.

Ocasionalmente, me asusto de mí misma cuando pienso en la cantidad de cosas que me llegan al pincho.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Habitación.

Jim.

Sin sábanas.

Estas dos son fotos que tomé de mi entrópico aposento (supuestamente las fotos, salvo sean familiares, deberían ir acompañadas de texto siempre con el fin de poder-hacer-conocer). La primera me remite a cuando tenía dieciseis y Morrison era el hombre (muerto) más guapo en quien podía pensar. Mi amiga Filo lo sabía muy bien y un buen día me regaló el póster que hoy continúa colgando de un clavo sobre mi pared. Es bonito recordar algunas cosas. La segunda es la de un domingo típico en casa: pantalones de pijama, pies descalzos. Había lavado mis sábanas. Ese día salió el sol y secaron rápido, así que no tuve que dormir sobre el colchón calato.

Lenguas.

Quiero aprender francés. Ai guant tu lern french. I möchte französisch lernen. Luego quechua. Luego portugués (pero el de Brasil). Luego, exagerando un poco, estaré lista para ser ciudadana del mundo y pasarla de la pitirimitri.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Tu vida ahora.

(...) luego pediste pasas, las dejaron sobre la mesa, más cerca de mí que de ti. Y la ansiedad hacía que me las llevara una por una a la boca. Y las masticaba. Cómo las odiaba. Y me hablaste de bellas mujeres, de tu millón de amigos, de lo bien que te va. Yo te miraba (o al menos hacía el intento) con cara de Sigmund Freud a punto de emprender un análisis de cada una de tus manías, muecas y palabras. Y mi expresión de asco por saborearlas se mezclaba con aquella que pretendía proyectar interés y desenfado. Pude haberme levantado, burlado, marchado, cualquier ado, pero seguir escuchando y masticando desagradables frutas secas era todo a lo que atinaba. Qué graciosa incómoda situación.