miércoles, 23 de diciembre de 2009

El vendedor mentiroso.

De su despedida solo escuché el "mierda" del final. Pudo haber sido "tacaña de mierda" o "linda señorita de mierda" (sobre esta última sostengo dudas), pero igual estaba ya muy lejos de mí cuando lo dijo como para responderle. Tampoco hubiera sabido qué decirle, salvo mentarle la madre (lo cual es muy injusto, ya sé, porque ella no tenía vela en el entierro, salvo por haberlo parido). Lo cierto es que "algo" de mierda es todo lo que soy para él y, de éstos existir, para los presuntos niños quemados de Chorrillos para los cuales "vendía estampitas del niño Jesucito" que yo no le quise comprar porque soy lo suficientemente inteligente como para sacar la billetera delante de alguien que no me inspira confianza. Primero viene alguien a pedirte caridad (que es además para alguien más, para supuestamente alguien inhabilitado de pedirla por sí mismo... usando el arte de la persuasión en su modalidad más sofista) y cuando no la consigue te manda al carajo ¿Así funcionan las cosas por estas fechas?

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