viernes, 25 de septiembre de 2009

Onirismo.

Ojalá olvidara rostros con la facilidad con la que se me escapan nombres. Algunas veces pienso que es tu figura la que se asoma mientras duermo, solo para minutos después, ya despierta, percatarme de que se trataba de una representación de ésta. Es otra de tus 'apariciones' quiméricas. Me sonríes, sueltas una broma fatal y, al fin, me escucho reír. Ya que casi no me veo a mí misma en mis sueños (es como si estuviera circunscrita tras un lente: advierto inmóvil), conservo dicha carcajada como el único gesto manifiesto que garantiza que era yo la que, un momento atrás, se cruzó contigo en otro nivel, uno subconsciente. Abro los ojos y la imagen ya no figura más. No me gusta pensarte, es extenuante mentalmente. Mucho menos me agrada saber que hasta en mi horizonte menos lúcido, te pienso. No es justo.

2 comentarios:

Fiorella dijo...

Onirismo puro, querida Raisa.
Sería interesante saber qué (o quién) lo causa. Al menos para mi :)

Aisha dijo...

El ser que lo causa no existe, aunque sería bueno que se diera un paseo cerca. Es uno de esos ideales, no necesariamente perfectos, pero ideales al fin.