domingo, 4 de abril de 2010

Volver no debo.

Nada puede remover las coordenadas espacio temporales de mi memoria tanto como la música. Es por ello que nada es menos adecuado que escucharla mientras intento escribir un ensayo para deslumbrar mañana a primera hora. La culpa no la tiene el que una canción me remonte a cierta barahúnda de olores, colores y emociones específicas. El problema es que cuando viajo de tal forma, volver a los papeles desparramados sobre la mesa deja de ser una opción. Me rehúso al presente no porque el pasado haya sido mejor siempre, sino porque mi razón es suficientemente fuerte como para distraerme de escribir durante un domingo de aparente disciplina. Mi motivo me parece suficiente: una canción de esas únicas 60 que oías una y otra vez (los reproductores mp3 hace cuatro años tenían una capacidad más limitada que la de ahora, naturalmente), mientras caminabas luciendo colegiala. Definitivamente, rebelde Nietzsche, sin música, la vida sería un error.

La que escuchaba era ésta, de éstos.
Todavía me suena bien.

8 comentarios:

Paolo dijo...

a veces, y solo a veces, las palabras me suenan a temblores.

Aisha dijo...

Cierta música me produce temblores, ¿vale también?

Paolo dijo...

Vale, absolutamente.
Como "Eiti Leda", por ejemplo.
relativamente,
P.

Aisha dijo...

o como los ronish.

Paolo dijo...

o ésta:

http://www.youtube.com/watch?v=5Rjexj00pQc

Aisha dijo...

exacto.

Aisha dijo...

o esta:

http://www.youtube.com/watch?v=xG7DNOHE_DY

buenasa.

Paolo dijo...

o ésta -de mi infancia-:

http://www.youtube.com/watch?v=1Jz3hyA5dxY&feature=related