martes, 26 de mayo de 2009

Narración (sin razón de ser) de sucesos.

Raisa se levanta (tarde). No se baña. Desayuna de pie. Recibe dinero. Se despido con un beso de mamá. Abre la reja y se va. Corre al paradero. Toma el micro La Molina-Callao (rayas verdes y naranjas). Se baja en la Av. Arequipa. Toma el bus Covida (naranja chillón), se baja en Salaverry. Camina al instituto. Atiende clase. Se ríe con el que se sienta al lado. Tiene una bonita sonrisa. Clase termina. Camina al paradero. Toma un micro pequeño. Se baja en la marina con universitaria. Camina hasta la universidad. Va al pabellón Z. El profesor proyecta un video de estética anti-realista. No le produce aversión. Tampoco afición. Come una manzana. Trabaja en grupo. Clase acaba. Corre al baño. Se encuentra con D, Dr y F para almorzar. Calienta su comida en uno de los microondas del comedor central. Come. Habla. Pucho. Escucha Naive (The kooks). Escucha Risa (Babasónicos). Camina a clase. No deja de cantar Risa. Llega al salón. Expone el storyboard de su proyecto. Escucha otras exposiciones. Sale. Pucho. Se encuentra con su tocaya en la puerta de la universidad. Toma la daewoo. Una hora y media después llega a casa (en donde no se encuentra nadie más). Recuerda que debe leer a Nick Stevenson. No le importa. Pero, y si jala?. Pichula.
Si cada punto (.) fuera un corte seco y cada frase, una toma, podría hacer una fotonovela de mi día que solo irían a ver diez personas que luego le dirían al resto que no la vayan a ver porque es demasiado lineal, carece de nudo y resulta aburrida.

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